Resumen
En el conjunto de proyectos llevados adelante por el equipo (sostenidamente desde 2015 en la universidad) y en la revisión del desarrollo teórico-crítico vinculado con la audiovisualidad animada insisten algunas encrucijadas propias de lenguajes audiovisuales poco estudiados. Por un lado, la bibliografía específica define cada vez de qué se habla cuando se investiga animación. A diferencia de otros campos expresivos, cuya definición pareciera un territorio compartido, en el caso de la animación pareciera necesaria una especificación particular. Este punto de partida aparece en las publicaciones sobre el tema sin acumulación, como si cada quien debiera iniciar de cero.
Entendemos, como punto de partida de esta investigación, que este fenómeno es evidencia de una dificultad clasificatoria. Cuando socialmente se habla de animación aparece una suerte de ambivalencia, probablemente dependiente de algunas predominancias particulares que no definen del todo a la animación, pero que parecen dominarla: su destinación infantil por un lado y su carácter industrial por otro. Estas etiquetas sociales obligan a los y las investigadores a poner en evidencia, cada vez, que lo animado parece ser resistente a cualquier clasificación que no se trate de grandes paquetes que terminan por no discriminar del todo la producción a la que refieren. En otros productos audiovisuales no aparece esta problemática de manera tan contundente, ya que las etiquetas de funcionamiento se adoptan de manera clara y distintiva (tanto las claificaciones genéricas como estillísticas de la audiovisualidad de la acción en vivo permiten diferenciar territorios propios de cada producto).
A partir de estas dispersiones es que presentamos el presente proyecto que busca volver a problematizar desde “la etiqueta” de circulación las formas de producción discursiva de la animación.